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El mundo del transporte de mercancías es dinámico y esencial para el comercio actual. Sin embargo, a pesar de su constante evolución impulsada por la tecnología y la globalización, persisten ideas erróneas que pueden costar tiempo y dinero a las empresas. Separar los hechos de la ficción es vital para optimizar operaciones y mantenerse competitivo. Abordemos cinco mitos comunes y aclaremos la verdad detrás de ellos.

Mito 1: La opción más barata siempre es la mejor.

Es tentador irse por la tarifa más baja, ¿verdad? Sin embargo, en el transporte de carga, lo económico a menudo viene con costos ocultos o compromisos en el servicio. Piensa en posibles recargos inesperados o servicios básicos recortados que afectan la confiabilidad. Un precio inicial bajo puede traducirse en retrasos, mercancía dañada o falta de comunicación efectiva. Considera el impacto total: un envío retrasado o dañado no solo implica costos de reemplazo, sino también interrupciones en tu inventario y, potencialmente, la pérdida de clientes. A largo plazo, la cotización más barata rara vez representa el mejor valor. Buscar un equilibrio entre costo y calidad de servicio es fundamental para la sostenibilidad de tu negocio.

Mito 2: Todos los transportistas de carga ofrecen servicios idénticos.

Asumir que un transportista es igual a otro es un error común. La realidad es que existe una gran diversidad en el sector. Los transportistas se especializan en distintos tipos de carga (refrigerada, peligrosa), modos de transporte (terrestre, marítimo) o áreas geográficas. Esta especialización impacta directamente el tipo de equipo disponible y su experiencia en el manejo de tu mercancía. Además, los niveles de servicio varían enormemente: algunos ofrecen seguimiento avanzado y plazos garantizados, mientras que otros manejan plazos más estándar y menos predecibles. La adopción tecnológica también difiere, afectando la visibilidad y gestión de tus envíos. Elegir un transportista alineado con tus necesidades específicas es clave para una operación eficiente y segura.

Mito 3: Con un transportista de renombre, el seguro de carga es innecesario.

Aunque trabajes con las compañías de transporte más fiables, confiar únicamente en su responsabilidad limitada puede dejarte expuesto a riesgos significativos. Los transportistas tienen límites de indemnización que rara vez cubren el valor total de la mercancía, y hay situaciones (como desastres naturales o embalaje inadecuado) donde su cobertura puede no aplicarse. Estas «lagunas» pueden resultar en pérdidas financieras considerables para tu empresa si algo sale mal. Considerar un seguro de carga adicional, aunque implique un costo extra, es una inversión inteligente. Te brinda la tranquilidad de saber que el valor de tu mercancía está protegido ante imprevistos que escapan al control del transportista, salvaguardando tu capital.

Mito 4: La clase de carga es un detalle menor.

Ignorar o subestimar la clase de carga es un error que impacta directamente en tus costos y en cómo se maneja tu envío. La clasificación de carga es un sistema estandarizado utilizado por los transportistas para calcular tarifas basándose en la densidad, el valor, la facilidad de manejo y la responsabilidad de la mercancía. Una clasificación incorrecta, ya sea por error en peso, dimensiones o identificación del producto, puede generar costes inesperados y complicaciones logísticas. Clasificar algo de forma incorrecta puede resultar en tarifas sobrestimadas o, peor aún, subestimadas que luego se ajustan con recargos. Entender y aplicar correctamente la clase de carga asegura que pagas lo justo y que tu mercancía se maneja de forma adecuada desde la recogida hasta la entrega.

Mito 5: El embalaje es solo para envíos pequeños; los grandes no lo necesitan tanto.

Creer que las cargas voluminosas requieren menos atención en el embalaje es un error costoso. Un embalaje adecuado es crucial para la seguridad y eficiencia de cualquier envío, independientemente de su tamaño. Un embalaje deficiente en cargas grandes puede llevar a errores en la clasificación de carga y aumentar los costos de transporte, ya que un paquete mal optimizado ocupa más espacio. Más importante aún, un embalaje robusto protege tu mercancía contra daños físicos y ambientales durante el tránsito, facilitando además una manipulación más segura para el personal. Un embalaje incorrecto puede incluso dar al transportista motivos legales para no hacerse responsable por daños. Invertir en un buen embalaje es una inversión en la protección de tu producto y en la eficiencia logística.

Comprender y desmitificar estos aspectos del transporte de carga te permite tomar decisiones más informadas, optimizar tus operaciones y construir relaciones más sólidas con tus proveedores logísticos. Mantenerse al día con las realidades del sector es clave para el éxito en el competitivo mercado actual.

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